viernes, 21 de junio de 2013

Los Secretos del Corazón

Hay que ir sumando días buenos

Rescato esta peli del 2010 que no había visto aún.
Adórame y te trataré como una mierda”. Dice Becca, (Nicole) hablando del mensaje de Dios y huyendo del consuelo religioso ante la muerte de su hijo.
El título en inglés Rabbit Hole, es decir madriguera, pero al listo de turno le malsonaría y le cascó “Los Secretos del Corazón” que por cierto, no le pega nada. En cambio, entiendes perfectamente el porqué del título original.
Pero… porque tú lo vales se quedó en “Los Secretos del Corazón” y nos cargamos de un plumazo el título original de la película y de la novela de David Lindsay que por cierto, ganó el premio Pulitzer.

Afectado como padre y como pareja con esta película que impacta, desde el principio, con un plano de Nicole Kidman echando mantillo en su jardín, metáfora del entierro de su hijo  muerto, víctima de un atropello.
Ida, ausente y con una presencia interpretativa que anticipa el papelón que mantiene durante el resto de la película.
Nicole mengua la aparición de todos y cada uno de los personajes de este drama casi teatral y te hace disfrutar, junto a Aaron Eckhart, su marido, de una escena magistral donde ambos se culpan a sí mismos de la pérdida, de las circunstancias, de las casualidades, de una verja abierta, de un perro que se escapa y un niño de cuatro años que corre tras él y muere exhalando una frenada imposible.
Nos enseña que en la vida hay que ir sumando días buenos, pese a que los verdaderos dramas nunca se olvidan, nunca desaparecen,  tan solo se soportan. Cada uno a su manera, en sus propios universos paralelos.
Nicole, Becca  en la historia, busca la redención del conductor que cambió sus vidas manteniendo un ateísmo militante que pone a Dios en la trinchera.  Howie, su marido, juega a la adolescencia de la marihuana y acude a terapias de ayuda dirigidas por coaches-qué mal suena esto -del morbo, el joven culpable del atropello con sus dibujos y la creencia llena de dudas en la ciencia.

Buen drama, buenos actores, reflexión y dureza con final esperanzador.

-¿Y luego qué?
-No sé, pero algo pasará

Se dan la mano.Geniallllll

El detalle: Los chulísimos dibujos del cómic de Miles Teller, el conductor, que por cierto, se parece mazo a nuestro Fran Perea
¿O no?

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