sábado, 7 de diciembre de 2013

Proyecto NIM: ¡Give me banana!



El Chimpancé y el hedonismo

La verdad que sólo ver al chimpancé me proyecto en sus movimientos, en sus gestos, en su mirada y su búsqueda de la felicidad y el deseo de juego constante y búsqueda de placer... Nos vamos a los 70, con sus deshilachadas vertientes hippies, cuando los poetas y escritores tenían ese componente de reivindicación científica y revolucionaria, cuando todavía se hablaba de praxis o pragmatismo histórico, de teoría de la liberación y el “Hazlo a tu manera” de los Punk.
En ese contexto, una familia que encaja en ese arco adopta para el proyecto a Nim, un chimpancé al que tendrán la obligación de enseñarle el lenguaje de signos. Stephane, su nueva madre hasta lo amamanta, los hijos juegan con Nim hasta la extenuación y el padre mantiene una lucha de machos alfa que nunca se acaba.

Ninguno está preparado para controlar su energía y sin disciplina las cosas suceden sin más en un intento constante de descubrir la respuesta correcta a la pregunta de la época “lo adquirido o lo innato”.

Pero, un día, el experimento sufre un incidente violento, un episodio que cambiará la candidez del proyecto inicial por una travesía del sufrimiento y el desamparo.. Lo sacan de la familia, prueban a integrarlo con otros de su especie, que socialice, pero acaba siendo acosado por porras eléctricas y sus brazos un campo de batalla donde probar nuevas medicinas convirtiéndolo en un Yonki de las vacunas.

Abandonado por el doctor Herb de la Universidad de Columbia. Padre del proyecto que sólo busca reputación y fama pero se ve envuelto en el fracaso y acaba convertido en el inductor del comienzo a la crueldad con el animal. Parecía que sólo le importaban las cámaras y los reportajes pero no Nim.

Luego aparece Bob, un experto en lenguaje de signos y educación de chimpancés con el que establece una directa relación de colegas que fuman porros (esto es literal). El único que lo ayudará hasta el final involucrándose junto a un abogado en la lucha contra la crueldad animal y que alcanzó, en este caso, resoluciones humanas que atendían, casi por primera vez los derechos de los animales.

Bien por Nim y por lo mucho que nos enseña en esta película documental.

El detalle: El chimpancé quitando las lágrimas de la niña a besos. Ufffff qué pellizco ¿O no?

2 comentarios:

  1. Un primatòlogo escribió un libro sobre el mismo tema, pero creo que era con gorilas.

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  2. Don Josep, bienvenido y espero que andes por aquí con frecuencia. Cierto quizás te refieras a la película de Gorilas en la niebla con Sigourney Weaver basada ne la vida de Dian Fossey.
    Abrazos.

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